10 de abril de 2009

La conciencia

Semana Santa. Un tiempo de recogimiento y reflexión, lamentos y penitencias, procesiones y tambores... y también viajes, playa y discoteca. Algunos suertudos incluso tienen su primera experiencia, no religiosa precisamente. Sin olvidarnos de las sopas de ajo, el potaje de vigilia, los buñuelos y croquetas de bacalao, los pasteles de boniato, las torrijas, los pestiños y las monas con longaniza de pascua (¡y se supone que son días de ayuno!). Y, llegando la Pascua, el tiempo de volar cachirulos con mi tío Germán.
Pues, al hilo de la película La Pasión, de Mel Gibson, y hablando del paño de la Verónica -que en la peli sólo se insinúa-, he entrado en la red para ver cuántos paños se conservan: cuatro, dos de ellos en España. No son muchos, teniendo en cuenta que, al parecer, con los fragmentos del lignum crucis que hay repartidos por ahí podríamos crucificar a todos los habitantes de una población de tamaño mediano, y a alguno más que pasaba por allí.
Como les decía, he entrado en la red y me he encontrado en catholic.net un recuadro con un mensaje en el que, primero, se lee:
divorcio express
sociedades de convivencia
aborto
¡¡¡AUXILIO!!!
Y después aparece:
El abogado que conoce a Dios lucha siempre por lo correcto
¡AYÚDALOS!


¿No les plantea ésto a ustedes ninguna duda? Me explico: Está claro que todos, no sólo los abogados, conozcamos a Dios -aunque sólo sea de oídas- o no lo conozcamos, debemos luchar siempre por lo correcto. Claro que ésto -lo correcto- no es exactamente lo mismo para todos. Los divorcios express, las sociedades de convivencia -supongo que se refiere a las parejas de hecho y al matrimonio entre homosexuales- y el aborto pueden no ser correctos para algunos pero son legales. Y aquí está la duda: ¿Cómo afecta ésto a los abogados católicos? Hombre, pueden negarse a llevar asuntos de este tipo, de acuerdo. Pero, ¿qué pasa cuando algún culpable acude a un abogado católico para que le defienda en un juicio? ¿Se niega? Bueno, siempre pueden limitarse a defender a inocentes (aunque poco trabajo tendrían en ese caso).
Bien, supongamos que los abogados católicos luchan siempre por lo correcto, dejando los casos de divorcio y la defensa de los culpables a los malvados abogados no católicos que, como todos sabemos, no tienen conciencia, ni ética, ni nada (y que, desde luego, no tienen hambre ni pasan privaciones porque tienen trabajo para aburrir, y no como los pobres abogados católicos, que dan ganas de darles una limosna cuando acuden a la sala del juicio). Supongámoslo. Pero, entonces, lo que no entiendo es el pequeñísimo número de abogados católicos que debe de haber en este país, teniendo en cuenta el sinnúmero de sinvergüenzas que en este país contratan abogados.
Y si este número no es tan pequeño como aparentemente es, propongo que iniciemos de inmediato una campaña a nivel nacional para orar por la conciencia de todos los abogados católicos que, para no morirse de hambre y atender a las necesidades de su familia (cristiana, claro está, que reza unida y permanece unida), se ven obligados a trabajar y defender a todos los banqueros sin entrañas, empresarios explotadores de emigrantes (y de no emigrantes, por supuesto) y demás gente de mala calaña que les contrata.
Amén.